sábado, abril 30, 2011

La sorpresa se llama ... Falstaff



Sorprende. Esa es posiblemente la mejor palabra para definir esta soberbia adaptación de los textos del gran dramaturgo inglés William Shakespeare que han hecho Andrés Lima y Marc Rosich. Tres horas de función(con descanso) que giran entorno a la enorme figura del pícaro viejo borracho y seductor Falstaff, que como figura literaria representa la mejor encarnación de la máxima latina Carpe diem. Y si comienzo con tanto elogio es porque la obra lo merece, no sólo porque Andrés Lima sea un eficaz "director de orquesta", que sabe mantener el ritmo y el hilo conductor de la narración, sino por manera hilarante y esperpéntica de presentarnos y de contar la historia. Así Shakespeare, que para algunos se hace duro, se vuelve fresco, vívido y realmente presente en cada uno de estos personajes que desfilan, ríen, penan, mueren y sobre todo, beben en este escenario.


Luz, sonido, color, movimiento y juego. Con una puesta en escena vivaz y minimalista, toda a la vista del espectador, donde es la voz del narrador, El Rumor (Andrés Lima) la que nos saca, de cuando en cuando, del divertido marasmo en el que nos vemos envueltos, y viajamos con el de un escenario a otro, de la taberna a la Corte y de ahí al campo de batalla. Son las sensaciones que nos produce la puesta en escena las que nos atrapan. Y el humor, porque la ironía y la comedia, a veces tragicomedia, están presentes desde el primer minuto hasta el final de la obra. El espectador no sólo sonríe, sino que se ríe a carcajadas. Que nadie espera que Falstaff se políticamente correcto, sería traicionar al personaje, y ante todo, como el director ha dicho, en esta pieza se ha querido mantener la fidelidad a la filosofía vital del personaje central.



Pero no puedo dejar de hablar del estupendo elenco de esta obra que nos demuestra de una manera incansable lo que significa la solidez de un trabajo bien hecho y de la pasión en el escenario. El reparto lo componen doce actores, a quienes hay que agradecer su excelente trabajo, y que son: Pedro Casablanc, Carmen Machi, Raúl Arévalo, Jesús Barranco, Sonsoles Benedicto, Chema Adeva, Alfonso Lara, Andrés Lima, Rebeca Montero, Ángel Ruiz, María Morales, Rulo Pardo, Alejandro Saá y Alfonso Blanco.

Falstaff se hace carne en la magnífica caracterización del inmenso, en todos los sentidos, Pedro Casablanc (¡¡Chapeau, señor mío, chapeau!!), pura fuerza, e ironía que recorre la sala del teatro. Verdaderamente todo lo que se diga de él es poco.

"FALSTAFF: ¿ Simular? Me engaño, no tengo nada de simulado.
Morir es simular, porque un cadáver que no tiene la vida
de un hombre, es un simulacro de un hombre. Pero simular
los muertos, cuando se está en plena vida, eso no es simulacro,
sino la real y perfecta imagen de la vida. "


Tiene un enorme mérito que la mayoría de los actores doblen papeles, realizando el cambio de vestuario, caracterización y registro a cara descubierta, sobre el mismo escenario, con toda la dificultad que conlleva (por ejemplo, y para citar dos, el caso de Chema Adeva con su conspirador Mortimer y su entrañable Pato; o el de Ángel Ruíz con su Príncipe Juan y Bartolo). Aunque todos están fantásticos, es obligado destacar la capacidad de Carmen Machi para conectar con el público, espléndida, con una réplica constante y guiños, divertidísima, como Doña Rauda; e inquietante como Arzobispo de York. Y de Raúl Arévalo, decir que crece por momentos, hasta conseguir, y decir esto, en el caso del teatro por la dificultad que tiene, son palabras mayores, emocionar haciendo visible y creíble cada gesto, ya sea de ternura, de complicidad, de desprecio, o de arrepentimiento, por pequeño que sea. Es expresión y emoción sobre el escenario.

"PRÍNCIPE ENRIQUE: (...) Llorad al Enrique muerto;
también le lloraré yo. Pero vive un Enrique que
convertirá esas lágrimas en otras tantas horas de alegría"

Falstaff es la vida, la cruda realidad, la sátira, el hedonismo, y el exceso. Antihéroe, marginado, canalla, sentimental, amigo, entrañable mentiroso y simpático charlatán. Falstaff es Falstaff, el mayor bribón de todos los tiempos.

Un festival de imágenes y sensaciones difícil de olvidar. ¡Puro espectáculo! Pasen y vean. Señores y señoras, si tienen la oportunidad, aprovechen este fin de semana para ver este fantástico montaje, no les defraudará.

Hasta el 1 de mayo en el teatro Valle-Inclán de Madrid. Sólo quedan dos días.


1 comentarios:

alicia dijo...

Yo estuve viendo la obra el mes pasado y es fantástica me diverti mucho.Yo esperaba que iba a ser una obra un poco pesada por la duración de la misma, y porque a lo mejor iba a ser demasiado histórica pero nada de nada y lo que me gustó también como cambian los mismos actores la puesta en escena, que bonito lo hacen y que rapidez para ello, y el que comenta la obra, un actor fantástico no le conocía y es fenomenal. Bueno en una palabra que recomiendo la obra 100% 100%..BUENISIMA.