Hasta el 19 de mayo en
Garaje Lumiere/Sala Carlos Rico
C/ Ciudad Real 12
Lo primero que te sorprende es la sala, porque la sala Carlos Rico (Garaje Lumiere) no es un espacio común, tiene un toque de bohemia y de mimo que llaman la atención. Es una de esas salas pequeñas, con alma, que te permiten vivir la obra y saborear las emociones de una forma algo más intensa.
Pero centrémonos en la obra. Pequeña pieza psicopática de Federico Roca es una divertida parábola de la incomunicación. Una de esas metáforas perceptivas que parten de una idea y poco a poco, por caminos insospechados, nos llevan, tanto a los espectadores como a los protagonistas, hasta un final que no era el que nos prometieron, pero no por ello desmerece, al contrario, satisface.
Pequeña pieza psicopática es en principio la historia de un taxista que es invitado a la casa de dos particulares hermanas, pero solamente en principio. Es una pieza viva, que nos hace cómplices, testigos morbosos, incluso, tan entretenida como desconcertante. El ritmo de la obra hace que nos sorprenda el final en pleno disfrute, y nos deja una pregunta que no
queremos enunciar, que suena como esas despedidas abiertas.
Alicia Rubio, Maday Méndez y Pepe Ocio están estupendos, son pura fuerza y tensión sobre las tablas. Sorprenden más que para bien, para mejor. Todo un descubrimiento este elenco. Su expresividad es un plus en una sala pequeña como ésta donde puedes hacerte cómplice del espectáculo. Mis felicitaciones a Hernán Grinstein, el director, que ha sabido manejar los espacios pequeños sabiamente, y con la puesta en escena.
Quedan pocas funciones, dos concretamente, de modo que señores vayan a verla, no les defraudará, se lo aseguro.
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