domingo, junio 03, 2007

La plasmación de la realidad. Franz Hals y la pintura flamenca. Siglo XVII

Paulus van Beresteyn (1620)








Lucas de Clerq (1627)









Pieter van den Broecke (1633)


















Retrato de una mujer (1635)











Un hombre tocando un laud (aprox 1664)









La importancia del retrato en época moderna está relacionada con una cuestión de prestigio social, es decir la mayoría de los retratados pertenecen a un estamento social superior o disponen de los medios para "pagar por preservar su memoria", porque al fin y al cabo esta es la finalidad última del retrato, plasmar un rostro, una personalidad y un momento.

Si bien son muchas las escuelas pictóricas que encontramos en la Europa Barroca y en artículos anteriores ya ha sido mencionada la calidad de los maestros holandeses y flamencos, es preciso llamar la atención sobre la figura del maestro Franz Hals (1580-1666), excelente retratista flamenco y padre de una saga de pintores. Artista prolífico, al igual que la gran mayoría de pintores flamencos había sabido profesionalizar su arte siendo la mayor parte de su obra encargos privados, bien individuales o colectivos.

La calidad de la obra de Hals se manifiesta en la viveza de sus pinturas, la rapidez de sus pinceladas y la extraordinaria capacidad de captar la fugacidad del momento e incluso un leve movimiento. Si la escuela flamenca ha sido conocidad por la fidelidad de sus calidades y el detallismos desde el siglo XIV, Hals es un digno representante que llega al extremo de plasmar el estado de ánimo o la personalidad de los individuos que retrata. La gravedad de los hombres de religión, la sobriedad de los comerciantes, la arrogancia de los caballeros y la inocencia de los niños emanan de sus cuadros.

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