lunes, julio 23, 2007

Sempre Portugal : (I) Geraldo sem pavor, el nacimiento de la leyenda


Escudo de la ciudad de Évora
Antonio Feliciano de Castilho

El romanticismo y el historicismo del siglo XIX convirtieron a muchos personajes históricos en figuras míticas que encarnaron los mejores valores de una nación a la que representaban. Si bien, estamos en el momento de la formulación de la teoría del nacionalismo y de la consolidación plena de las grandes conciencias nacionales en los estados europeos más antiguos. Son los literatos y los intelectuales quienes escogen estos personajes entre los más afamados representantes del origen y la singularidad de estos estados, así el Medievo se presenta como un tiempo propicio y los grandes caballeros y señores de la guerra el referente más apropiado de un pasado noble e idealizado.

Así se forjan las grandes leyendas europeas y se produce una nueva mitificación de las conquistas de estos personajes. Esto es lo que nos ocurre con Geraldo Geraldes, más conocido como Geraldo sem pavor, el gran señor de la guerra portugués, guerrero aguerrido y hábil de longevidad celebrada. La figura de Geraldo ha sido comparada con la del Cid Campeador, pese a ser Geraldo algo posterior( su principal actividad se desarrollará a mediados del siglo XII, mientras que Rodrígo Díaz de Vivar murió hacia 1099, pero habría que decir a favor del caballero portugués que su andadura no tiene nada que envidiar al castellano, pudiendo afirmar incluso que sus méritos superan a los del de Vivar. Pero esta cuestión necesitaría de un minucioso estudio comparativo que clarificase y analizase el papel de ambos personajes en un medio y un tiempo tan complejos como la situación peninsular en los siglos XI y XII. Ya Camões ensalzando la gloria de aquél a quien Dom Afonso Henriques nombró alcalde había dicho:


Olha aquele que dece pela lança,
Com as duas cabeças dos vigias,
Onde a cilada esconde, com que alcança
A cidade, por manhas e ousadias.
Ela por armas toma a semelhança
Do cavaleiro que as cabeças frias
Na mão levava (feito nunca feito!).
Giraldo Sem Pavor é o forte peito.”

(Luis Vaz de Camões. Os Lusiadas, Canto VIII, Est. XXI)

Pero será uno de los grandes poetas portugueses del siglo XIX, Antonio Feliciano de Castillo (1800-1875), el poeta ciego, quien mejor cante las épicas hazañas de Geraldo. En su obra de 1838 Quadros Históricos de Portugal la visón que presenta del guerrero, de su ejército y de la conquista de Évora es un canto al heroísmo de una causa y de unos hombres que sólo conocen un modo de vida, las armas. Tal es así que habla de soldados de carácter y de duro semblante.

Geraldo aparece reflejado en su obra como un caudillo con rasgos más propios de un guerro lusitano, un guerrillero como lo había sido Viriato, que como un señor de la guerra altomedieval. Del austero carácter del caballero son una buena muestra las palabras de Castilho:

"(...) um signal da sua mão desarmada faz que todos se apéem e esperem em silencio as suas ordens: breves são ellas, porque Giraldo não conversa senão com a sua alma, e as razões dos seus projectos não he jamais elle senão o exito quem as explica."

En el relato de Castilho se entremezclan la épica, la fantasía con ciertos toques de exotismo, la pasión y la nobleza. Geraldo sufre pero es el deber quien guia sus actos y es la astucia de este hombre el que consigue la victoria y la honra nuevamente. 1166 es la fecha de la conquista Évora y para el hombre esforzado y sin miedo representa su redención a los ojos de su rey y un nuevo comienzo. Hombre de armas que para Antonio Feliciano de Castilho se convierte en el mejor referente de la nobleza y el valor portugués, y la Évora mora, la Évora conquistada en un ilustrativo ejemplo de la consolidación de un país.

En la obra de Castilho todo tiene una maravilloso toque de leyenda, más allá del hombre, Geraldo Geraldez, queda en el recuerdo la leyenda de "O Sem Pavor".

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